martes, 20 de septiembre de 2011

En casa se puede contagiar a los hijos de inteligencia


Son clave el alto nivel educativo de los padres y un entorno estimulante.

La lectura en familia, los juegos de rol y de mesa, así como las actividades al aire libre son una manera divertida de potenciar las habilidades del pensamiento de su hijo; en términos prácticos, su inteligencia.

De hecho, un estudio español demostró recientemente que los niños y los jóvenes que viven en un entorno intelectualmente estimulante, con padres que interactúan con ellos, muestran mejores habilidades verbales, matemáticas y de razonamiento.

Y esto, recalca la investigación, citada en el diario El Mundo, de España, se logra cuando en casa hay padres con un alto nivel educativo y profesional que brindan una mayor atención a sus pequeños.

Los niños que interactúan con sus padres aprenden más estrategias para solucionar problemas y desenvolverse en la vida cotidiana, afirma la psicóloga de niños y adolescentes Paula Bernal.

Es importante que le hable a su hijo. Él necesita a alguien con quien discernir, discutir y también contar chistes, pues el sentido del humor es un indicador de inteligencia.

"Los padres deben generarles preguntas, eso estimula procesos de pensamiento. Una buena pregunta provoca análisis, síntesis, estrategias", afirma Patricia Caldas, docente de lingüística del colegio Leonardo Da Vinci, de Bogotá.

Para el estudio, más de 2.000 adolescentes españoles, entre 13 y 18 años, presentaron pruebas de inteligencia que medían sus habilidades del pensamiento. Finalmente, la investigación demostró que la probabilidad de que un joven con padres de alto nivel educativo tuviera un muy buen desarrollo cognitivo era casi 1,7 veces superior al de aquellos con padres de bajo nivel formativo.

La posibilidad era entre 1,8 y 2,4 veces mayor si los padres de ese joven tenían un nivel profesional elevado, es decir, un muy buen cargo.

Estas habilidades de conocimiento, según el estudio, se hicieron evidentes en la mejora del lenguaje y de la capacidad de memoria de los jóvenes.

"El desarrollo del lenguaje, que depende de las interacciones con el medio, incide en el desarrollo del pensamiento. Un niño necesita intercambiar y apropiar conceptos para que su pensamiento se active. Si este estímulo no existe, se queda en un nivel inferior al esperado", indica la psicóloga Irene Rodríguez.

La cultura es determinante

Pero el factor económico no lo es todo, también existe el cultural. Según Julián De Zubiría, director del Instituto Alberto Merani, hay familias de estratos altos con niveles culturales bajos, que, a pesar de tener los recursos, no cuentan con buenas bibliotecas en casa y no acercan a sus hijos a los libros, al teatro, a la música ni al arte.

Tenga en cuenta que un alto nivel cultural exige establecer diálogos, leer, indagar, polemizar y analizar, y qué mejor que hacerlo con los niños.

Esto se refleja en logros académicos y se traduce en buena autoestima, mientras que un menor intelecto en la infancia se asocia con problemas de ansiedad en la edad adulta, documentan los investigadores en su trabajo, publicado en la revista Psicothema.

"Niños con padres de mayor nivel educativo, al menos con bachillerato, que tienen libros en su casa, computador y otros bienes culturales, tienden a lograr mejores resultados. En Pisa, por ejemplo, aquellos cuyas madres son bachilleres tienen 66,6 puntos más que los niños cuyas madres solo hicieron la primaria", explica Isabel Fernandes, subdirectora de análisis y divulgación del Icfes.

Consejos
Tres tipos de inteligencia

Según Julián De Zubiría, existen tres tipos de inteligencia: la que se usa para pensar y analizar (analítica); la que se usa para comprenderse a sí mismo y a los otros (valorativa), y la que se utiliza para actuar y planear (práctica).

La analítica despierta la curiosidad y esto se logra generando en los niños preguntas; que lean, investiguen, interpreten...

En la valorativa, el niño debe conocer a sí mismo. Aprende a controlar sus impulsos, a manejar fracasos y a tolerar las diferencias.

La práctica les da a los pequeños herramientas para evaluar si lo que hacen está bien o no y para resolver problemas cotidianos.

Qué pueden hacer los padres para estimularlos

Permítale al niño que dé varias opciones frente a una misma situación.

Ayúdelo a establecer criterios en la toma de decisiones. Promueva la conducta comparativa.

Logre que desglose todo para analizarlo.

Lea libros y noticias con ellos y coméntelos.

Comparta programas de televisión y dialogue.

Hable de temas para buscar soluciones.

Estimule su curiosidad, que pregunte e indague.

Llévelo a ver teatro, a un museo, a exposiciones de arte o a bibliotecas.

Permítale que participe en actividades grupales.

Realice actividades al aire libre en familia.

Cocine con ellos. Es la mejor clase de química.

El poder de imitar

Un entorno estimulante se basa en el poder de la imitación, de la observación. La casa, dice la psicóloga Paula Bernal, es el principal socializador de los seres humanos: si en el hogar hay un niño que ve que su papá lee, el amor por los libros se contagia. La lectura desarrolla el pensamiento inductivo y deductivo.

fuente: http://www.eltiempo.com/vida-de-hoy/educacion/convivencia-entre-padres-e-hijos-en-casa_10382807-4

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