El Día Mundial de la Salud Mental fue celebrado por primera vez el 10 de octubre de 1992, con el fin de promover la conciencia sobre diferentes aspectos de la salud mental en la población general.
La conmemoración de esta fecha es una iniciativa de la Federación Mundial de Salud Mental (World Federation of Mental Health –WFMH-) con el copatrocinio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha sido respaldada este año por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio. El tema de la campaña mundial sobre la salud mental en esta ocasión, "Sensibilizar y reducir los riesgos: la enfermedad mental y el suicidio", representa uno de los problemas de salud pública más apremiantes a escala mundial, al tiempo que resulta bastante desconocido entre la población general: la elevada prevalencia del suicidio entre las personas que padecen una enfermedad mental.
Tal y como indica la WFMH, el tema ha sido seleccionado con el propósito de llamar la atención sobre el hecho de que el suicidio está fuertemente vinculado a la falta de diagnóstico y tratamiento de enfermedades mentales graves, como la depresión y la esquizofrenia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que, del millón de personas que se suicidan cada año (lo que supone una tasa de mortalidad "global" de 16 por cada 100.000 personas en el mundo o una muerte cada 40 segundos), el 90% padece al menos una enfermedad mental, que a menudo no ha sido diagnosticada ni ha recibido tratamiento, o abusa del alcohol u otras drogas.
En los últimos 45 años las tasas de suicidio han aumentado un 60% a nivel mundial. De hecho, indica la OMS, el suicidio constituye una de las tres causas principales de muerte en personas entre los 15 y los 44 años (en ambos sexos), cifras que no incluyen los intentos de suicidio, unas veinte veces más frecuentes que los suicidios llevados a término. A pesar de que hasta ahora las tasas de suicidio han sido mayores entre varones adultos, las tasas entre los jóvenes han aumentado hasta tal punto que, hoy por hoy, constituyen el grupo de mayor riesgo en un tercio de los países, tanto desarrollados como en vías de desarrollo.
En los últimos 45 años las tasas de suicidio han aumentado un 60% a nivel mundial. De hecho, indica la OMS, el suicidio constituye una de las tres causas principales de muerte en personas entre los 15 y los 44 años (en ambos sexos), cifras que no incluyen los intentos de suicidio, unas veinte veces más frecuentes que los suicidios llevados a término. A pesar de que hasta ahora las tasas de suicidio han sido mayores entre varones adultos, las tasas entre los jóvenes han aumentado hasta tal punto que, hoy por hoy, constituyen el grupo de mayor riesgo en un tercio de los países, tanto desarrollados como en vías de desarrollo.
La WFMH alerta de que los servicios de salud y los sistemas sanitarios han de preocuparse por el diagnóstico inmediato de las personas con enfermedades mentales. Indica que se deben ofrecer a estas personas opciones de tratamiento eficaces y adecuadas, unidas a programas integrales de rehabilitación. Es preciso que los enfoques de salud pública hagan hincapié en la erradicación del estigma y la discriminación persistentes que desde siempre han rodeado a las enfermedades mentales y el suicidio, a fin de que quienes necesitan ayuda gocen de más probabilidades de acudir en busca de tratamiento y apoyo en las primeras etapas de su enfermedad.
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